viernes, 18 de julio de 2014

La Chica del Vapor: Entrevista a Sascha Hannig por Francisco J. Alfaro.

Con dos libros ya publicados, la joven escritora Sascha Hannig se encuentra en pleno proceso de edición de su tercer título, Secretos perdidos en Allasneda, segunda novela ambientada en este mítico mundo de características steampunk, donde la fantasía y la ciencia se combinan aunque, como su autora señala, “los seres humanos compitieron contra la magia a través de la ciencia, y ganaron”.


“Fue a través de internet. Yo me metía a una página, un juego que se llamaba Neopets, tú tenías una mascota virtual y te ibas moviendo por diferente mundos, por desiertos, por un mundo de hadas, otro ambientado como Halloween, y a mí me encantaba eso. Había una modalidad que era “escribe tu historia en Neopets y podías hacer que tu mascota jugara allí. Conocí a varios amigos y uno me dijo: “oye, Sascha, todo lo que escribes es muy steampunk. Y ahí descubrí que yo era fanática del steampunk sin saberlo”.
Allasneda, el Lupe de Neopets

De esta manera fue que Sascha Hannig (Santiago, 1994) conoció el género novelístico que la marcaría profundamente para todas sus historias, y que hoy la tiene publicando su tercera novela bajo el sello de la editorial Puerto de escape. Nos juntamos a conversar en un pequeño hotel en providencia, el cual era la casa de sus abuelos. El tapiz del living me llama la atención, “lo que pasa es que mi familia es alemana, esta casa, de hecho…”, se para y me muestra una puerta secreta en medio de la pared, perfectamente camuflada en el papel tapiz; “mi abuelo era medio loco, a mí me encanta”, se ríe mientras cierra la puerta secreta y vuelve a sentarse. Sascha, que empezó a escribir a los siete años, describe su infancia como ideal para haber desarrollado su gusto por la escritura, “siempre he vivido en el campo, primero en Chiloé, luego en lo que actualmente es Chicureo, por lo que no llegaba ni la televisión ni internet. Mi entretención era jugar o crear cosas, no había mucho más que hacer, sobre todo cuando llovía, especialmente en Chiloé. A los siete años escribí un cuento llamado “El cumpleaños de pegaso”, y de ahí no paré”.

Criada entre casas con pasadizos, paisajes agrestes y aislados, Sascha Hannig, que actualmente estudia periodismo en la universidad Adolfo Ibáñez en Viña del Mar, recuerda que siempre le gustaron las historias en que la fantasía se mezclaba con la realidad; “para los chilotes, la mitología es cosa seria: si yo jugaba en el patio y me encontraba un trozo de madera a la orilla del mar (su antigua casa, ubicada en Caulín, cerca de Ancud, tiene salida al mar), no podía simplemente llevármelo porque podía ser del Caleuche. Tampoco se puede trabajar el día de tu santo”. Al igual que la escritura, su acercamiento con el género steampunk está en la génesis de su experiencia de vida.

--¿De niña, eras una buena lectora?
--Me gustaba mucho leer, aunque no vengo de una familia muy lectora, mis padres leían cosas más técnicas y algunos best sellers. A los ocho años me regalaron Harry Potter y me volví fanática, aunque después del quinto libro se me pasó (se ríe). Además, me encantaba leer los libros del colegio. Cuando era chica no podía tomar una micro para ir a una librería porque vivía muy lejos, así que los libros me llegaron primero por el colegio.
Para alguien que escribe desde muy pequeña, Sascha recuerda el impacto que fue leer Anna Frank, “no tanto por la historia en sí, que es bien trágica, sino porque ella era chica y también escribía”.

--¿Cómo nace tu primera novela?
--En un blog. Mi primera historia estaba ambientada en Londres, que es una ciudad que me gusta mucho. Yo estaba muy influenciada por las historias de Sherlock Holmes y todo lo detectivesco. Empecé a mandar mis textos a las editoriales a través de internet, pero nadie me pescó. Así que fui a la editorial Altazor, en Viña (del Mar), toqué  la puerta y me atendió Patricio, el dueño, y me dijo: “si una niña de trece años puede llegar sola a la editorial, tocar la puerta y mostrarme su historia, entonces es un libro que tengo que leer”.
Esta primera novela, que originalmente se llamaba Los crímenes de Londres, fue publicada bajo el título de Sombras de venganza. Al comienzo, su editor le dijo que la historia era muy corta, por lo que tuvo trabajar otro año más en ella. “Publiqué cien ejemplares de ese libro, muy poco, pero para una niña de quince años, fue muy ¡guauuuu! Además, cuando tenía dieciséis años, mi padre falleció, por lo que para mí fue muy importante que él lo haya podido leer”.

“Es un libro de mitología muy dura y fría, como la chilota”

En Misterios y revelaciones en Allasneda, Sascha entra de lleno en el tema por el cual es conocida, el steampunk, género menor del CiFi que se caracteriza por su estética decimonónica y por poseer una tecnología retro-futurista, donde la fuente principal de energía es la electricidad con bobinas de Tesla, y el vapor. Aunque ella no rechaza la ciencia ficción, dice sentirse más cómoda en un género intermedio debido a la fantasía que tiñe de oscuridad sus relatos, “Allasneda es un mundo donde existían los seres humanos y las brujas. Los seres humanos compitieron con la magia a través de la ciencia y ganaron. Es un libro de mitología muy dura y fría, como la chilota, mezclado también con la estética victoriana del Londres del XIX. El steampunk te muestra una faceta humana que deshumaniza a la gente”, dice.
--¿Qué podemos esperar de tu segundo libro ambientado en el mundo de Allasneda? ¿Es una continuación como tal, o es una historia diferente?
--Es una historia diferente, aunque hay personajes del primer libro que se repiten. En Secretos perdidos en Allasneda, el narrador es un detective que tiene que buscar a la protagonista, Tamara Salomé. Ella escapó de su casa, donde vivía con su tía y su hermano, con una maleta de dinero que su padre le envió. En este mundo del futuro, los científicos contaminaron todo. Como no se puede navegar debido a la contaminación, se crearon los barcos flotantes.

--¿Qué cambios notaste en tu escritura entre tu primera y segunda novela de Allasneda?
-- El primer libro fue muy clásico: narrador omnisciente, que contaba todo en tercera persona. En este quise experimentar y hay cambios de narradores. En el primero me fui a la segura, para poder explicar todo muy bien. El nuevo Allasneda tiene más CiFi que el anterior, que era más fantasía oscura. Pero nunca dejo de lado la fantasía; siempre he querido hacer un libro donde la magia y la ciencia luchen de verdad.

-En una entrevista a Francisco Ortega, mencionabas que las mujeres tienen una visión particular para escribir la fantasía, ¿cuál es tu forma de hacerlo?
--Tengo ciertos demonios literarios, nunca he entendido la fantasía épica, no me llega. Aunque me gusta el tono oscuro, mi narración es más femenina en relación a las imágenes que uno crea en la mente. Las mujeres somos muy detallistas, hasta el olor aparece en el libro. A pesar de esto, creo que voy a seguir siendo cruel con mis personajes (se ríe).

“Uno se siente más grande en una editorial más chica”

Consultada sobre su relación con su editor, Sascha dice que siempre ha sido buena. Luego de la publicación de su primera novela, decidió cambiarse de editorial, “con el segundo libro decidí dar el salto, porque ya tenía la experiencia, tenía un libro, sabía lo que era tratar con un editor”. Fue así como, asesorada por una profesora, se acercó a la editorial porteña Puerto de escape, donde conoció a Marcelo Novoa, el cual le dijo que, luego de la muerte de Sergio Meier (El color de la amatista, La segunda enciclopedia de Tlon), no quedaban autores de steampunk en Chile.
--¿Cómo fue el proceso de edición?
--Tuvimos un proceso largo de lucha. El libro tenía mucha descripción porque trataba de dar a conocer un mundo nuevo, así que hubo muchas cosas que borrar. Marcelo tiene la ventaja que te dice “yo creo que tu libro quedaría mejor así, pero no te puedo obligar a que modifiques algo que tú no quieres modificar”. Él no te dice que algo está mal, te dice “revisa esto”.
--¿Tuvo una intervención leve, mediana o grande?
--Yo le di una repasada grande. Había muchas cosas que yo quería cambiar. Mi estilo de escritura, entre que empecé a escribirlo y empecé a editarlo, había cambiado mucho, así que tuve que emparejar un poco la cancha. Fue más una corrección de estilo.
Para su tercer libro, Sascha sigue con la editorial Puerto de escape, a pesar de que ésta tuvo algunos problemas legales durante el año pasado con la portada de un libro,  debido a que sacaron de internet una imagen que pertenecía a la ilustradora danesa Loish, a la cual no le pagaron derechos de autor. Aún así, Sascha dice que prefiere mantenerse en una editorial pequeña, “Marcelo ha sido un siete, siempre ha sido honesto en todo.  Es una editorial pequeña y me siento cómoda. Uno se siente más grande en una editorial chica”.

Nuevos proyectos

Sascha intercala sonrisas con cada frase. Pareciera que nunca está seria y cada tanto se interrumpe con una risa corta pero intensa. Tampoco logra estar quieta del todo, mueve las manos constantemente, toma su notebook, lo abre, lo cierra y lo corre. Saca el celular, lo guarda y toma el computador nuevamente. Cada tanto se interrumpe y ve el partido que un televisor transmite al fondo. Holanda va asegurando su tercer puesto en Brasil 2014. “Si Brasil sido humilde y hubiese perdido, como debía hacerlo, con Croacia y México, Alemania no lo hubiera humillado”. Conversa con una persona que está viendo el partido y rápidamente intercambian mail, la acaban de invitar a Berlín. Sascha es, definitivamente, una mente inquieta.

--¿Cuál es tu próximo proyecto?
--Actualmente estoy terminando de editar mi último libro, así que nada por ese lado. Pero desarrollé, junto a unos compañeros, una editorial digital (Pluma digital). La idea es ofrecer la digitalización de textos a los escritores jóvenes y a las editoriales chicas. La mayoría no ofrece el servicio, y ese es un factor muy importante para hacerse conocido en el extranjero.

--¿Cómo nació este proyecto?
--Partió como un trabajo para la universidad. Había que crear un modelo de negocio y decidimos hacer una editorial digital como opción para las editoriales pequeñas. La idea es ser una alternativa para publicación y re-publicación. Por cuatrocientos mil pesos, les editamos el libro y se los publicamos en formato digital, con todas las regalías. Una vez que recuperen su inversión, empezamos a cobrar un porcentaje de las ganancias.
Sascha comienza a hablar de estrategias de marketing, de posicionarse en el mercado editorial. Habla de números, de redes sociales, de fandom y de ofrecer el servicio de traducción, “al tener tu libro en inglés, se te abre el mercado inmediatamente. No vale la pena hacer una editorial pequeña más, con tanta competencia buena que hay”. A ratos se me olvida que estoy hablando con una joven de sólo veinte años y con tres libros en el cuerpo.

--¿Cómo ves a la narrativa chilena actual en el plano de la fantasía?
--Están los que tratan de ser gringos, imitando a Tolkien y Martin, y están los que te meten la dictadura con hadas. Encuentro las dos opciones ridículas; creo que aún no encontramos nuestra identidad. Gabriel García Márquez fue uno de los pocos que ha logrado crear su propia identidad fantástica. Cuando se logre escribir algo que sea bueno no porque tenga mapuches o huasos, sino porque la historia es buena, habremos descubierto nuestra propia identidad.

--¿Y cómo ves el futuro de Allasneda?

--Yo siento que Allasneda podría llegar a convertirse en un referente local para el steampunk, sin ser europeo, independiente de si salen o no mapuches. Hay que llegar al público sin engañar al público.






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