Con
dos libros ya publicados, la joven escritora Sascha Hannig se encuentra en
pleno proceso de edición de su tercer título, Secretos perdidos en Allasneda, segunda novela ambientada en este
mítico mundo de características steampunk,
donde la fantasía y la ciencia se combinan aunque, como su autora señala, “los
seres humanos compitieron contra la magia a través de la ciencia, y ganaron”.
“Fue
a través de internet. Yo me metía a una página, un juego que se llamaba Neopets, tú tenías una mascota virtual y
te ibas moviendo por diferente mundos, por desiertos, por un mundo de hadas,
otro ambientado como Halloween, y a mí me encantaba eso. Había una modalidad que
era “escribe tu historia en Neopets”
y podías hacer que tu mascota jugara allí. Conocí a varios amigos y uno me
dijo: “oye, Sascha, todo lo que escribes es muy steampunk. Y ahí descubrí que yo era fanática del steampunk sin saberlo”.
Allasneda, el Lupe de Neopets |
De
esta manera fue que Sascha Hannig (Santiago, 1994) conoció el género
novelístico que la marcaría profundamente para todas sus historias, y que hoy
la tiene publicando su tercera novela bajo el sello de la editorial Puerto de escape.
Nos juntamos a conversar en un pequeño hotel en providencia, el cual era la
casa de sus abuelos. El tapiz del living me llama la atención, “lo que pasa es
que mi familia es alemana, esta casa, de hecho…”, se para y me muestra una
puerta secreta en medio de la pared, perfectamente camuflada en el papel tapiz;
“mi abuelo era medio loco, a mí me encanta”, se ríe mientras cierra la puerta
secreta y vuelve a sentarse. Sascha, que empezó a escribir a los siete años,
describe su infancia como ideal para haber desarrollado su gusto por la
escritura, “siempre he vivido en el campo, primero en Chiloé, luego en lo que
actualmente es Chicureo, por lo que no llegaba ni la televisión ni internet. Mi
entretención era jugar o crear cosas, no había mucho más que hacer, sobre todo
cuando llovía, especialmente en Chiloé. A los siete años escribí un cuento
llamado “El cumpleaños de pegaso”, y de ahí no paré”.
Criada
entre casas con pasadizos, paisajes agrestes y aislados, Sascha Hannig, que
actualmente estudia periodismo en la universidad Adolfo Ibáñez en Viña del Mar,
recuerda que siempre le gustaron las historias en que la fantasía se mezclaba
con la realidad; “para los chilotes, la mitología es cosa seria: si yo jugaba
en el patio y me encontraba un trozo de madera a la orilla del mar (su antigua
casa, ubicada en Caulín, cerca de Ancud, tiene salida al mar), no podía
simplemente llevármelo porque podía ser del Caleuche.